¿Puede
Max, un superhéroe gafapasta, empollón y pixelado, más parecido a Manolito Gafotas que a Christoffer Reeve, convertirse en el ejemplo perfecto de cómo hacer
videojuegos en el siglo XXI? Así lo creen en Renegade Kid, el equipo de desarrollo afincado en Austin (Texas) cuyo próximo videojuego,
Mutant Mudds, ejemplifica perfectamente el mensaje sobre el que gira la cuarte edición de
iDÉAME, el encuentro de jóvenes desarrolladores de la
Universidad Complutense de Madrid.Max está listo para convertirse en un héroe de los
videojuegos. Y lo hace con la inspiración y las mecánicas de un juego de los años 80, pero aprovechando las últimas tecnologías aplicadas a los
videojuegos, como las pantallas
en 3D sin gafas. Max podrá ir saltando de un plano a otro, acercándose o alejándose de la pantalla, pero eso sí, también podrán hacerlo los enemigos.
El padre de esta idea,
Jools Watsham (@JoolsWatsham) estará este año en
iDÉAME, contándonos cómo abandonó una gran empresa para dejar de hacer superproducciones y volver a trabajar en proyectos como hace treinta años. Watsham lleva media vida en la industria del videojuego, formando parte del equipo de la extinta Iguana Entertainment durante el desarrollo de
NBA Jam, y posteriormente ya como parte de Acclaim en sagas como
South Park o Turok.